sábado, 30 de julio de 2011

María Garralón, el 'Verano Azul' de Julia.


A modo de inolvidable el verano me trae el recuerdo casi siempre de una de las series más entrañables que marcó la infancia de quien escribe, así como, la de varias generaciones de españoles, especialmente a todos aquellos niños y preadolescentes en los 80 vivimos como propias y con entusiasmo las aventuras de una pandilla formada por Tito, Piraña, Bea, Desi, Javi, Quique y Pancho, que se conocen veraneando en un pueblo de la costa malagueña, donde entablan amistad con Chanquete, un viejo pescador que vivía en un barco anclado en tierra llamado La Dorada, y con Julia, una joven pintora solitaria, convirtiéndose ambos en los principales referentes y confidentes de los muchachos.


Verano Azul es de esas series de planteamiento sencillo pero capaz de despertar grandes emociones y sentimientos a la vez que trasladar importantes enseñanzas. Ha bastado contar con una serie de personajes dispares en edades pero con perfiles bien definidos envueltos en historias cotidianas pero con mensaje y que al final siempre les llevaba a permanecer unidos. Personajes y momentos vividos en la serie con los que el telespectador poder identificarse.


Y, aunque Verano Azul haya sido repuesta una y otra vez, alcanzando el honor de ser una de las series con más reposiciones en España, no me cansaría de verla, aunque se me encoja el corazón y me invada de emoción y tristeza recordar el grito desolador de Pancho anunciando la muerte de Chanquete.


La despedida y partida de cada uno de los chicos con el final del verano así como la de Julia, sin duda, una de las secuencias más duras y memorables de la que no puedo evitar emocionarme cada vez que la vuelvo a ver.


Si hay que destacar un personaje en la serie que se ha caracterizado por contar con una personalidad bondadosa, de amplia humanidad, comprensiva, dulce, siendo la mejor guía y consejera de los muchachos y elemento de unión entre la pandilla y Chanquete, ese ha sido Julia.


Julia empatizó desde el primer momento con los muchachos logrando trasladarles lo verdaderamente importante de la vida, saber respetarse unos a otros y disfrutar de la amistad. Al mismo tiempo, a Julia le ayudó para olvidar su trágico pasado, encontrando en la pandilla su vía de escape y poder dar un nuevo sentido a su vida. Si bien no supimos de aquel hecho triste de su pasado hasta bien avanzada la serie.


Era un día de lluvia, Chanquete decide ir a casa de Julia para saber que le pasaba pues uno de los chicos la había sentido llorar y no respondía cuando se la llamaba, lo cual los preocupó. Chanquete al acercarse y ver que no respondía consigue ver, a través de una ventana, a Julia sentada y entristecida, al no responder a su llamada rompe un cristal para poder entrar, es cuando Julia le cuenta que un día de verano lluvioso como aquel de hace dos años perdió en una accidente a su marido e hija salvándose ella únicamente. Tras curarse de unas lesiones, tuvo que ingresar en un centro psiquiátrico encontrando en la pintura su mejor terapia. 


Chanquete, ante aquella declaración desgarradora de Julia, la cual portaba entre sus manos una foto de su marido e hija y estando frente a un cuadro pintado por ella donde aparecía una muñeca sentada en una silla a la que faltaba pintar la sonrisa rodeada de mariposas negras, decide invitarla a tomar pescadito frito en La Dorada junto a los muchachos y aprovechando la promesa hizo Julia en su día que le regalaría un cuadro consigue hacerse con aquel, para después destruirlo sin que ella se enterase. Al final del episodio Julia tras descampar acude a La Dorada para disculparse ante los chicos por no abrirles la puerta y aprovecha para dar las gracias a Chanquete.


Otro de los momentos que me llegó a lo más hondo del alma fue la reacción de Tito ante un ausente Chanquete una vez muerto, preguntándose si se había muerto del todo. A  lo que le responde Julia: No, nadie se muere del todo Tito. Chanquete estará en el mar, en el mismo mar, con los marineros y pescadores de todos los tiempos. Y tendrá un sitio de honor.


O, cuando se reencuentran en la cala, juntos sentados en la arena y mirando al mar, Chanquete está en el cielo, en el mar, da lo mismo, el mar es azul porque el cielo se refleja en él. Cierran los ojos y pueden ver a Chanquete, oír su voz, su acordeón, porque piensan en él. Por eso, nadie muere del todo.


Julia, aparte de haber estado presente en los momentos más emotivos y duros de la serie, actuando en todo momento como principal guía de los chicos. Ha protagonizado también muchos otros de risas y juegos con ellos, momentos reivindicativos y de protesta como cuando la pandilla, Julia y Chanquete se encaraman en La Dorada y entonando todos 'el no nos moverán' al compás de la guitarra de Julia, respondiendo así a la amenaza de unas palas que tratan de destruir La Dorada para construir en su lugar edificios.


También ha ejercido de consejera, supliendo muchas veces a los padres de los chicos, resolviendo y mediando ante los problemas típicos a sus edades, como: los primeros amores, los celos, la incomprensión hacia los padres. Julia no sería capaz de llevar esa meritoria labor de no ser por la ayuda estimable de Chanquete. Nos enseñaron en cada uno de los episodios lo verdaderamente importante de la vida, a ser mejor persona y valorar el compañerismo, la amistad, la valentía, el esfuerzo, el saber madurar y superar ciertos miedos, el respeto intergeneracional, pero también adoptar una postura de inconformismo, rebeldía, protesta, de compromiso social. Resultando algo inédito hasta el momento, el hecho de tratar por primera vez en una serie temas como el divorcio, la especulación inmobiliaria, los conflictos generacionales, a la vez que ayudó a despertar una conciencia ecológica y de respeto al medio natural, y que su director, Antonio Mercero magistralmente supo tratar e integrar en las aventuras de la pandilla. 


Julia ha sido el gran personaje de María Garralón, pero sería injusto olvidar mencionar muchos otros papeles ha hecho a lo largo de su carrera como actriz, tanto en cine, teatro y sobre todo en televisión. Mostrando su carisma y cautivadora dulzura que tanto la caracterizó en muchos de los personajes interpretó.


Su estreno en la pequeña pantalla tuvo lugar con la serie Este señor de negro 1976, una comedia costumbrista dirigida por Antonio Mercero y basada en un personaje creado por Antonio Mingote, Don Sixto Zabaneta, que interpretó José Luis López Vázquez. Participó en un Estudio 1 en el año 1979 con la obra Al final de la cuerda basada en una obra de Alfonso Paso y dirigida por Fernando García de la Vega, donde la comedia y el misterio se entrelazan. Pero su gran popularidad la alcanzaría con el personaje de Julia interpretó en Verano Azul 1981.

María Garralón junto a María José Cantudo y Quique Camoiras en La comedia musical: Las de Villadiego 1985.

Será a mediados de los 80 cuando participa en el espacio La comedia musical española con obras como Las leandras, Las de Villadiego, El sobre verde. Un espacio en homenaje a la Revista dirigió Fernando García de la Vega para TVE. También participó en algún capítulo de las series Página de sucesos y Turno de oficio. A partir de entonces estuvo un buen tiempo sin tener papeles relevantes en televisión.

María Garralón en el personaje de la agente María de la Encarnación en Farmacia de Guardia.

Ella misma reconoció que el personaje de Julia le trae un recuerdo muy especial, sin embargo, profesionalmente no le puso las cosas tan fáciles, hasta que interpretó a la agente de policía municipal María de la Encarnación en la serie Farmacia de Guardia 1990-1995, poniendo de moda la muletilla 'para dentro, Romerales'. Entre 1996-1998 interpretó el personaje de Rosi cuñada de el Fary en Menudo es mi padre y en 1998-2002, formó parte del elenco de la serie Compañeros en el personaje de Rocío, madre de Valle (Eva Santolaria) y Lolo (Daniel Retuerta) y conserje del instituto Azcona. Otras series en las que ha colaborado ha sido en El comisario, Aquí no hay quien viva, Hermanos y detectives, y la serie histórica 2 de mayo: la libertad de una nación.


María Garralón en la película Los pajaritos de Antonio Mercero 1974.

Su paso por el cine no ha sido tan llamativo como en la televisión. Entre las películas más importantes cabe destacar: Soldadito español 1988 del director Antonio Giménez-Rico, No te fallaré 2001 de Manuel Ríos San Martín y El chocolate del loro 2004 de Ernesto Martín. Sin olvidar sus comienzos, a la edad de 20 años y bajo la dirección de Antonio Mercero, su gran mentor, en películas como Los pajaritos 1974, Don Juan 1974 y Manchas de sangre en un coche nuevo 1975.

María Garralón junto a Paco Valladares en la obra de teatro Trampa Mortal.

Su carrera teatral resultó mas provechosa que el cine, estando entre sus principales obras: La Bella Dorotea en el año 2005, La venganza de la Petra en el 2006 y La familia del chivo Froilán entre los años 2007 y 2008, Trampa Mortal en el 2010 y Las de Caín en el 2011, uno de sus últimos trabajos. 


Algunas de las imágenes han sido obtenidas de la web oficial de María Garralón http://www.mariagarralon.es/


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